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EDUARD RODRÍGUEZ FARRÉ Y SALVADOR LÓPEZ ARNAL El poder del lado oscuro de
la fuerza. Presiones, falacias e
intereses atómico-nucleares

Este artículo expone el marco –político, económico, militar, de seguridad, de(des)información a la ciudadanía– en el que se suele mover y proyectar laindustria nuclear. En oposición a argumentos publicitarios, pletóricos dedefensas interesadas, los partidarios de lo nuclear deberían admitir que estaenergía sigue siendo cara, peligrosa e innecesaria. En contraposición, las ener-gías preferidas por los ciudadanos europeos son la solar y la eólica. En el textose repasan algunos ejes centrales, destacando vértices poco señalados, quesiguen fundamentando la apuesta por un sendero energético y civilizatorioque niegue lo nuclear como sal de una tierra habitable y afable. Para Gladys del Estal, in memóriam Farré es médicoespecializado entoxicología, farma- Quienes hablan, hoy, de seguir construyendo reactores nucleares no han comprendi- do nada de la tragedia de Chernóbil. Y Chernóbil era, quizá, la última advertencia de la que podíamos aprender, si es que ha de existir en el futuro una humanidad libre Mi convicción personal es que la única energía nuclear limpia y segura, que hemos de reivindicar sin tregua, es la de las reacciones de fusión que tienen lugar en el interior del sol y nos llegan luego en forma de bendita luz solar que caldea la atmósfera, Es curioso que en España haya esa discusión, cuando en los foros que se debate la economía verde España aparece como un país puntero en el mundo en tecnología eólica con el que Estados Unidos pretende competir y se considera lejos del nivel español. Antes de invertir en nuevas centrales nucleares hay campos donde se puede actuar de inmediato para ahorrar energía y con escaso coste económico como en la eficiencia energética de edificios, apostando por el transporte público, como ya hace España, o mejorando la red eléctrica. Son actuaciones poco costosas que soluciona- rían el problema como una central nuclear nueva. Pero las centrales nucleares no resuelven las necesidades energéticas, tienen una vida limitada y no son seguras. Sise va a gastar tanto dinero, sería mejor apostar por soluciones permanentes e invertiren energías renovables.
Verano de 2007: secretos y mentiras
Finales de julio de 2007. Un terremoto de intensidad 6,8 golpea la provincia de Niigata, enla isla de Honsu, a 200 km de Tokio y pone fuera de funcionamiento Kashiwazaki-Kariwa,una gigantesca planta nuclear, una de las más grandes del mundo. Nueve personas falle-cen y un millar resultan heridas a causa del terremoto. Se destruyen o dañan unas 800casas; vías y puentes quedan impracticables; se corta el suministro de agua, gas y electri-cidad; se averían instalaciones industriales de la zona. El accidente generó preocupación sobre la seguridad de “lo nuclear”. La planta, propie- dad de la TEPCO (Tokyo Electric Power Company), posiblemente esté situada encima de lalínea de una falla sísmica. Los informes elaborados en aquellos momentos hablaban defugas radiactivas, de conductos obsoletos, de tuberías quemadas, aparte de los incendios.
Varios centenares de barriles de residuos radiactivos se vinieron abajo. Marina Forti,1 unainformadísima periodista especializada en problemas ecológicos y mediombientales, habla-ba de más de 1.000 litros de agua radioactiva vertidos al mar,2 y de fugas de isótopos radiac-tivos en la zona. Los mismos responsables de la central, después de dudas y vacilaciones,lo admitieron finalmente: el terremoto provocó un desastre. Lo sucedido no fue una “peque-ña fuga” radiactiva, sin consecuencias para el medio ambiente. Tardaremos en saber todolo sucedido y cuáles han sido sus consecuencias, apuntó Forti. Seguimos en esa situación.
Una agencia japonesa divulgó que un centenar de barriles de escoria de baja radiactivi- dad resultaron afectados por el terremoto; otros, sin precisar el número, se desprecintaron.
Un portavoz empresarial admitió finalmente que “sólo” la mitad de los 22.000 barriles alma-cenados cerca de la central –es decir, ¡11.000 barriles!– estuvieron bajo control los díassiguientes al accidente y también aceptó que se habían producido emisiones a la atmósfe-ra de “pequeñas cantidades” de sustancias radioactivas como cobalto 60, yodo y cromo 51.
Unas doce mil personas tuvieron que ser evacuadas de Kashiwazaki, una ciudad de unos95.000 habitantes cercana a la central. El portavoz de TEPCO tuvo que aceptar que los reactores de la central nuclear fueron diseñados para resistir terremotos, pero sólo –insistió– hasta determinada intensidad, infe-rior a la magnitud del seísmo registrada aquel lunes de julio de 2007. Se desplomó con ellouno de los últimos mitos sobre la seguridad de la industria nuclear: la creencia cientificistade que es posible construir plantas capaces de resistir todo tipo de terremotos.
1 M. Forti, que colabora regularmente en el diario italiano Il Manifesto, escribió un excelente artículo que tituló: “Japón: el desastre en la central nuclear más grande del mundo acaba con uno de los últimos mitos de la industria nuclear”http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=1332. Traducción de Leonor Març.
2 Cantidad muy alejada del litro y medio de agua radiactiva del que se habló un día después del accidente.
El ahora ex primer ministro japonés, el conservador Shinzo Abe, declaró poco después de lo ocurrido que creía que las centrales nucleares sólo podían ser gestionadas con éxitocontando con la confianza de la ciudadanía. Confianza ciega o cegada, quiso decir.
En un escrito de Eduard Rodríguez Farré publicado como nota editorial en Mientras Tanto en 19813 ya se hablaba de que el secreto y la tergiversación empresarial y guber-namental sobre los riesgos ambientales y sanitarios de determinadas actividades indus-triales habían sido puestos en evidencia de forma notoria durante un accidente nuclear enotra central japonesa, en la Tsuruga. En esta ocasión, entre el 10 de enero y el 8 de marzode 1981, ocurrieron fugas de líquidos radiactivos, pasando unos 40.000 litros desde losdepósitos de residuos de la central a las cloacas de la vecina ciudad de Tsuruga, dondeentonces vivían unas cien mil personas. El accidente, entonces el más grave desde elcomienzo de la nuclearización nipona, no fue conocido por los habitantes de la ciudad, nipor la ciudadanía en general, hasta el 20 de abril, unos cien días después. Más tarde sesupo que la empresa propietaria de la central, la Compañía Japonesa de Energía Atómica,conocía perfectamente los hechos desde el principio y que hizo todo lo posible para ocul-tarlos.
Sin olvidar lo ocurrido en Tokaimura en 1999. Este accidente nuclear, a 120 kilómetros al noreste de Tokio, no lejos de Naka-machi, se considera el más grave después del deChernóbil. Su causa fue la reacción en cadena que se produjo por la decantación de unacantidad anormalmente elevada de solución de nitrato de uranio enriquecido debido a unerror humano en su manipulación. Los dos obreros de la central que participaron en el pro-ceso fallecieron al recibir dosis letales. El Informe de los inspectores de la AIEA (AgenciaInternacional de Energía Atómica)4 sobre este accidente5 constata que se produjo por lamanipulación de uranio enriquecido hasta un 19% en U 235 en cantidades tales –16 kg entotal– que superaron la masa crítica –algo más de 2 kg– iniciándose con ello una reacciónde fisión. Se consigna igualmente que la planta llegaba a enriquecer uranio hasta un 50%.
Una pregunta sin fácil respuesta parece imponerse: ¿para qué enriquecía Japón uraniohasta estos niveles? Este es, sucintamente, el marco –político, económico, militar, de seguridad, de (des)infor- mación a la ciudadanía– en el que se suele mover y proyectar la industria nuclear. Veamosalgunas de estas aristas con un poco más de detalle.
3 “El síndrome de Tsuruga (Energía nuclear y violencia institucional)”, Mientras Tanto, nº 8, 1981, pp. 15-21.
4 Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA)/International Atomic Energy Agency (IAEA), The Chernobyl Forum 2003- 2005. Chernobyl’s Legacy: Health, Environmental and Socio-Economic Impacts, IAEA, Viena, 2006.
Informe IAEA/PI/A.87Rev2/06-09181 [http://www.iaea.org/NewsCenter/Focus/Chernobyl/index.html] 5 A consecuencia de él, se evacuó a 161 personas residentes a varios centenares de metros de la instalación y se alertó a la población, unos 300.000 habitantes en un radio de 10 km, para que permaneciese en sus casas.
Vientos que agitan huracanes y grandes corporaciones
A principios de 2006 existían en el mundo 443 reactores nucleares en funcionamiento.
Estaban localizados en 31 países y proporcionaban, aproximadamente, el 16% de la elec-tricidad mundial. Los seis principales Estados productores –EEUU, Francia, Japón,Alemania, Rusia y Corea del Sur– generaban las tres cuartas partes de la energía total.
Francia seguía siendo, sigue siendo, el país más “nuclearizado”: en torno al 80% de su elec-tricidad tiene ese origen.6 Sin embargo, Austria, Noruega, Italia,7 Portugal, Irlanda yDinamarca, por ejemplo, no utilizan centrales nucleares en la generación de la electricidadque consumen. España poseía en 2006 diez instalaciones nucleares. Entre ellas, la central de José Cabrera en Zorita (Guadalajara), que cesó su actividad a finales de abril de ese mismo año,8y la de Vandellós I, en Tarragona, en fase de desmantelamiento. Nuestro país cuenta, ade-más, con una fábrica de combustible nuclear en Juzbado (Salamanca) y un centro de alma-cenamiento de residuos radiactivos de baja y media actividad en El Cabril (Córdoba).
La situación parecía estabilizada. Sin embargo, lo nuclear ha vuelto a primer plano y apa- rece frecuentemente, y con intereses no ocultados, en primera página de diarios, revistas ypublicaciones. Según la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), dependenciacon sede en Viena de la ONU, en ese 2006 había 23 reactores nucleares en construcción enel mundo, además de varias decenas de nuevos proyectos y propuestas. Incluso en el vigé-simo aniversario de la que sigue siendo inconmensurable tragedia de Chernóbil, se señala-ron desde diversas tribunas las numerosas “ventajas” de esta fuente energética. LaAdministración de Bush II, por boca de su comandante en jefe, apostó abiertamente por ella,presentándola como energía limpia, ecológica y alternativa a los combustibles fósiles. Seguroy taxativo, con argumentos prestados y envuelto en falsos ropajes ecologistas, el presidenteneocon afirmó que su uso no incrementaba la emisión de gases de efecto invernadero. La energía nuclear intenta renacer en EEUU después de que en 30 años no se hubie- ran concedido permisos para nuevas instalaciones.9 Los poquísimos reactores que han 6 Francia posee en la actualidad 59 centrales en funcionamiento. Son propiedad de EDF, una antigua empresa pública par- cialmente privatizada y controlada actualmente en un 85% por el Estado francés.
7 A principios de julio de 2009, el senado italiano aprobó, por 154 votos a favor, 1 en contra y una abstención, un proyecto de ley que permitirá que Italia pueda volver a la energía nuclear veintidós años después del cierre de sus plantas en 1987, unaño después del accidente de Chernóbil. Véase, “Italia vuelve a la energía nuclear 22 años después”, Público, 11 de julio de2009, p. 37.
8 Sus propietarios habían solicitado prolongar su actividad más allá de su fecha inicial de cierre que había sido programado 9 El reactor más reciente de EEUU está emplazado en Watts Bar, Tennessee. Empezó a operar en 1996 y se necesitaron 6.900 millones de dólares y 23 años para finalizar su construcción.
entrado en funcionamiento durante este período fueron autorizados antes del accidente dela central de Harrisburg (Pennsylvania) en 1979. La industria nuclear norteamericana, quegenera en torno al 20% de la electricidad del país, lanzó un ambicioso y enérgico plan deacción: cinco nuevos reactores funcionando en 2015, una docena en 2020 y medio cente-nar en 2050, unos setenta en total, lo que representaría, caso de realizarse, un incrementodel 68% respecto a sus 103 reactores actuales.10 John Rowe, el presidente ejecutivo deExelon, el mayor productor de energía nuclear de EEUU, declaró abiertamente, por si lascosas no estuvieran ya claras, que siempre era gratificante tener al presidente del país departe de uno. Los principales candidatos demócratas a la designación para la presidencianorteamericana en las elecciones de 2008 no manifestaron posiciones contrapuestas eneste ámbito. Tampoco el ahora presidente Barack Obama.
A pesar del actual torrente de malos indicadores económicos, senadores republicanos como Lamar Alexander siguen pidiendo una masiva financiación gubernamental para la construcciónde reactores. Alexander aspira a que EEUU construya unos cien nuevos reactores en los pró-ximos años, aunque el sector privado no los financie o asegure. Activistas ecologistas nortea-mericanos han rechazado paquetes de garantías de préstamos federales para financiar la cons-trucción de una nueva generación de centrales y siguen produciéndose fuertes batallas paraimpedir la prolongación de reactores viejos como Vermont Yankee e Indian Point de NuevaYork. La industria nuclear, también la norteamericana, se aferra desesperadamente a todo eldinero federal que puede conseguir. Después de más de cincuenta años, esa industria, supues-tamente puntera, no puede conseguir financiación privada ni seguros de responsabilidad civil,no puede ocuparse de sus peligrosos desechos y no es capaz de demostrar su capacidad deproducir “productos nuevos” en un tiempo acordado o dentro de los presupuestos establecidos.
La República Popular de China, por su parte, posee tres centrales en funcionamiento pero pretende poner en marcha en la próxima década 30 nuevos reactores, con los que pre-tende cubrir la demanda de electricidad que está generando su acelerado, y ciertamentedepredador, crecimiento económico. India parece seguir los pasos de su país vecino. Se hacalculado que las nuevas potencias asiáticas emergentes desean construir más de un cen-tenar de reactores de aquí a 2030.
Son conocidos los pronunciamientos pro-nucleares del ex presidente británico Tony Blair, especialmente en los últimos años de su mandato. El mandatario laborista ha sido un 10 No es la primera vez que irrumpen estos planes en la política energética estodounidense. Ralph Nader (“La industria nuclear vuelve a la carga” www.sinpermiso.info) recordaba que en los años setenta, antes de que la opinión pública norteamerica-na dijera NO a la energía nuclear, la Comisión de Energía Atómica planeó la construcción de 1.000 (¡mil!) plantas de ener-gía nuclear para el 2000. Otras informaciones señalan que durante los próximos meses la Comisión Reguladora Nuclearnorteamericana espera recibir unas doce solicitudes de construcción de reactores en siete emplazamientos distintos y quese prepara para considerar otras 15 más en once lugares los próximos años. Si las solicitudes llegar a tener éxito, el núme-ro de reactores aumentaría con estas autorizaciones en más de un 30%. publicista destacado a favor de la opción nuclear. Marcel Coderch11 ha recordado que TheGuardian había informado en julio de 2004 que uno de los ideólogos del ataque y ocupaciónde Iraq había comunicado a un grupo de parlamentarios británicos que EEUU estaba pre-sionando fuertemente a Gran Bretaña para que reconsiderara su opción nuclear y que, ensu opinión, el país debía tomar urgentemente decisiones difíciles. Él mismo había luchadoy lucharía, dentro y fuera del laborismo, para que la opción nuclear no permaneciera blo-queada en el Reino Unido. No fueron sólo palabras. El promotor de la Tercera Vía dejó eneste ámbito un legado altamente significativo: con la creación del Nuclear DecommissioningAuthority, el Gobierno británico liberó a la empresa British Nuclear, privada por supuesto,de un gasto de 100.000 millones de euros, el importe que costará a las finanzas públicas eldesmantelamiento de las viejas centrales nucleares.12 En la Unión Europea, la presidenta finlandesa de la Unión en 2006 decidió también “rom- per el tabú” y proponer una discusión sobre el futuro de la energía nuclear en las próximascumbres europeas. “Tabú” era, en este caso, información y saber críticos. Sea como fuere,hay actualmente en construcción 10 centrales en Europa: una en Finlandia, otra en Rumania,cuatro en Rusia, dos en Bulgaria… y ¡dos más en Ucrania!, en el lugar donde se produjo elaccidente de Chernóbil. Nueve de ellas en países de la antigua Europa del Este.
Pero no todos los vientos soplan en la misma dirección. En Alemania operan en la actua- lidad 17 centrales nucleares. El sábado, 4 de julio de 2009, un cortocircuito en un transfor-mador disparó el mecanismo de desactivación de la central de Krümmel, junto a Hamburgo,una de la centrales más antiguas. El incidente ocurrió justo antes de que el reactor volvieraa entrar en funcionamiento tras dos años de inactividad por un incendio, también en untransformador.13 El ministro de Medio Ambiente, Sigmar Gabriel del SPD, firme partidario delabandono de la energía nuclear, sostuvo que era necesario apagar definitivamente el reac-tor. Gabriel propuso igualmente que los estados federados renunciasen al control de suscentrales para tener una administración unificada bajo la dirección ejecutiva de una agenciafederal y consideró la posibilidad de obligar a cerrar por ley las centrales más antiguas.
Socialdemócratas y verdes alemanes acordaron, cuando gobernaron conjuntamente desde1998 a 2005, el abandono gradual de esta fuente energética. Sin embargo, las presiones de las grandes multinacionales del sector empiezan a tener sus efectos, especialmente en países emergentes que en su momento coquetearon con lo 11 Marcel Coderch, Energía nuclear. ¿agonía o resurrección?, Epílogo de Anna Cirera, Joan Benach y Eduard Rodríguez Farré, Los Libros de la Catarata, Madrid, 2007, pp. 128-129.
12 En línea consistente con anteriores declaraciones, la presidente del foro nuclear español, Mª Teresa Domínguez, ha seña- lado en cambio que todo el programa nuclear español se había hecho sin ayuda del Estado: “No hubo subvenciones, nicréditos, ni ayudas. La energía nuclear no recibe ayudas del Estado.” (Público, 3 de julio de 2009). Vivir y leer para creer.
13 Andrés Blumenkranz, “El debate nuclear resucita en Alemania”, Público, 7 de julio de 2009, p. 33. La canciller Angela Merkel contradijo a su ministro e insistió en su confianza en el funcionamiento de las instalaciones nucleares en Alemania.
nuclear aunque posteriormente aparcaran el desarrollo del sector. El Gobierno de Lula hadecidido resucitar su programa nuclear tras 20 años de parón y poner en marcha el reactorAngra 3,14 con una inversión de 2.700 millones de euros y una capacidad de producción de3.000 megavatios, que se sumará a sus dos reactores de enriquecimiento de uranio enAngra 1 y Angra 2. Si fuera necesario, según el propio presidente brasileño, se construiránen Brasil más centrales porque la nuclear es, en impropia afirmación de un dirigente socia-lista informado, “una energía limpia y segura”.
El Foro Nuclear Español por su parte, en su persistente defensa de la energía nuclear, recuerda día sí, otro también, que ésta es la única fuente que en España puede suministrargrandes cantidades de energía, con bajo consumo de combustibles fósiles y sin emitir conta-minantes atmosféricos. Analistas del Foro han calculado, y publicitado con extrema generosi-dad, que las centrales nucleares españolas han evitado la emisión anual de 40 millones detoneladas de CO2. En este falsario e interesado canto verde de la energía nuclear suele olvi-darse la gran cantidad de residuos radiactivos peligrosos que se generan y sus decenas demiles de años de vida. No es ésta la única falacia que esgrimen en sus argumentaciones, vere-mos otras, pero hoy es una de las aristas esenciales de la nueva saga de su tenaz combate.
El ex presidente del Gobierno Felipe González declaró, y volvió a insistir en ello a pro- pósito de la central de Garoña, que había tomado la decisión de la moratoria nuclear hacíaya un cuarto de siglo por problemas de seguridad y por el “agobio y sobrerresponsabilidad”que suponía la eliminación de los residuos radiactivos, pero que le parecía imprescindiblereabrir el debate de la energía nuclear cuyo desarrollo, por lo demás, le parecía imparable.15 José María Fidalgo, el ex secretario general de las CCOO, declaró en 2007, en el cam- pus de la fundación FAES, un escenario ajustado para ello, que era necesario fijar un nuevomix energético en el que se integrara la energía nuclear que seguía siendo un prejuicio parael consenso progresista sobre el medio ambiente: no se podía prescindir de ella, sostuvo,ya que en España las energías alternativas no eran suficientes. “Ni moratorias ni nada; hayque dar a la nuclear su lugar en el mix energético”, esa fue la socorrida y nada original tesisdefendida por el ex responsable confederal de un sindicato obrero. El ex presidente del Foro de la Industria Nuclear Española, Eduardo González Gómez, ha señalado por su parte la necesidad de apoyar el uso de la energía nuclear sin dogma- 14 Además de invertir en armamento nuclear: el Gobierno de Lula, con el apoyo del ejército brasileño, pretende fabricar un submarino nuclear para el que se han destinado hasta la fecha unos 400 millones de euros.
15 En opinión del señor González Márquez las circunstancias han cambiado radicalmente: incremento de la seguridad, mejo- ra de las instalaciones y avances sustanciales en la gestión de los residuos son los vértices por él apuntados. En qué con-sistían esos cambios sustanciales no fue concretado por el ex primer ministro; tampoco fue probado que fueran realmentesustanciales.
tismos y con realismo.16 Había que discutir pragmáticamente –la palabra muletilla es usadacon insistencia– cómo vamos a utilizar la energía nuclear, más que “insistir en el abandonode una tecnología que permite y permitirá ayudar a resolver los retos energéticos futuros”.
Todas las fuentes serán necesarias, también la atómica, que debe seguir siendo una de lasbases del sistema dado que su coste de 15 euros megavatiohora era cuatro veces inferioral precio marcado en el mercado diario, evitando la emisión de 45 millones de toneladas deCO (las cifras del Foro no siempre coinciden con exactitud), disminuyendo nuestra depen- dencia energética exterior y ahorrándonos en nuestra balanza comercial unos 3.000 millo-nes de euros. En síntesis: Energía BLN: barata, limpia y nacional. El representante del ForoNuclear reclamaba la instalación, durante el período 2008-2020, de 15.000 megavatios(MW) de potencia en centrales nucleares en España para garantizar el suministro energéti-co español.
No sólo desde la industria, y organizaciones políticas afines, se proclama la necesidad de lo nuclear. Lo cultural, como señalara Antonio Gramsci, da cohesión al sistema en su con-junto. Patrick Moore, el presidente y dirigente de Greenspirit Strategies de Vancouver, fun-dador de Greenpeace y ex miembro de la organización, anunció su cambio de opinión.17 Sihace 30 años creía que la energía nuclear era sinónimo de holocausto, Moore18 sostieneahora que es quizá el mayor avance científico de la historia y que es la única fuente de ener-gía no emisora de gases invernadero que puede reemplazar con efectividad a los combus-tibles fósiles, satisfaciendo al mismo tiempo, y sin correcciones en este punto, la creciente 16 “Dogmatismo” significa aquí documentación y posiciones críticas de los otros y “realismo” es sinónimo de girar nuevamen- te la noria de la historia sin pretender alterar en lo más mínimo el marco y el campo de juego de los grandes poderes.
Curiosamente, Eduardo González Gómez pide que se apoye sin prejuicios ni dogmatismos lo que precisamente para él esun dogma indiscutible: que el funcionamiento continuado del parque nuclear español es la primera y mejor opción para obte-ner un suministro eléctrico seguro, competitivo y respetuoso con el medio ambiente, y por ello una prioridad para el país ypara nuestra economía. Hacer pasar la defensa de esos intereses por análisis desprejuiciado es, probablemente, una pre-tensión desmesurada.
17 Por ello es usualmente acogido como estrella de cierre en encuentros y conferencias por foros y agrupaciones nucleares de todo el mundo. Fue el 25 de junio de 2009, una semana antes de la decisión gubernamental sobre Garoña, cuando rea-lizó su última visita a España invitado por el Foro Nuclear. Ni que decir tiene que el doctor en ecología por la Universidadde Columbia Británica pidió la prórroga por 10 años de la central y predijo que si el Gobierno de Rodríguez Zapatero per-sistía en su política antinuclear aumentaría el número de parados en España y se incrementaría el precio de la electricidadhasta límites insoportables para la industria.
18 Carlos Bravo de Greenpeace señalaba oportunamente en una entrevista –http://www.rebelion.org/noticia.php?id=87963– que si bien Patrick Moore fue efectivamente uno de los fundadores de Greenpeace en 1971, hace más de 25 años que dejóde ser parte de la organización ecologista. De forma escasamente coherente con sus planteamientos iniciales fundó unaconsultora ambiental que se ha dedicado desde entonces, sostenía Bravo, a defender, entre otras cosas, la matanza defocas, la tala a matarrasa de bosques primarios en Canadá, la energía nuclear como solución al cambio climático, al tiem-po que, en otros lugares niega o minimiza, según convenga, la existencia de este problema. Es lamentable, señalaba tam-bién Bravo, que Moore “siga usando todavía, más de 25 años desde que se vio forzado a dejar Greenpeace, su condiciónde antiguo miembro de la organización para elevar su caché y conseguir charlas pagadas por los lobbies, o grupos empre-sariales que impactan sobre el medio ambiente y luego tratan de lavar su imagen usando a este tipo de mercenario. Y máspatético aún que el Foro Nuclear use a este tipo de personas que se han cambiado de chaqueta con el propósito de con-fundir a la gente sobre lo que piensan los grupos ecologistas”.
demanda mundial de energía. Por lo demás, curioso vértice argumentativo, el doctor Mooreha señalado, y ha pretendido razonar con ello, que debíamos perder nuestro temor a laenergía atómica dado que “en medicina se utilizan materiales radiactivos para diagnosticary tratar a millones de personas cada año, y no pasa nada”.19 Más de 20 años después de Chernóbil, sólo el 12% de los ciudadanos europeos apoya el uso de la energía nuclear, cifra que en algunos países como España se reduce al 4% James Lovelock, por su parte, uno de los científicos partidarios de la idea de Gaia, cree también que la energía nuclear es la única manera de evitar un cambio climático que seríadesastroso para nuestro planeta.20 Stewart Brand, un reconocido pensador ecologista holís-tico, ha afirmado igualmente que el movimiento verde debe aceptar la apuesta nuclear parareducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles contaminantes. Bien miradas las razones expuestas por personas y grupos pronucleares no son muy distintas de las que se esgrimían hace ya más de 30 años. También son similares las fala-cias cometidas. Abundan, eso sí, los toques de (post)modernidad: lo nuclear es bueno por-que reduce la dependencia del petróleo y del gas natural, porque no emite dióxido de car-bono, porque permite cubrir las necesidades crecientes de electricidad, porque las centra-les son seguras y baratas, obviando por supuesto el problema –que sigue siendo irresolu-ble– de los residuos radiactivos, la gravedad de los accidentes en centrales, como demos-tró Chernóbil para siempre, o que las reservas de plutonio “civil”, producto generado por laindustria nuclear, superan ya las 230 toneladas, una cantidad que dobla el contenido de30.000 cabezas nucleares. A pesar de ello, se siguen incumpliendo los compromisos que seasumieron con el Tratado de No Proliferación.21 Más de 20 años después de Chernóbil, sólo el 12% de los ciudadanos europeos apoya el uso de la energía nuclear, cifra que en algunos países como España se reduce al 4%.22 19 Manuel Ansede, “El fundador de Greenpeace que se hizo pronuclear”, Público, 26 de junio de 2009, p. 37.
20 Sobre este punto, véase la excelente y equilibrada refutación de Jorge Riechmann en su prólogo de E. Rodríguez Farré y S. López Arnal, Casi todo lo que usted desea saber sobe los efectos de la energía nuclear en la salud y el medio ambien-te, El Viejo Topo, Barcelona, 2008.
21 Firmado por vez primera en 1968, el tratado restringía a los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU –Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Unión Soviética-Rusia y China– la posesión de armas nucleares, esta-dos, todos ellos, que están desarrollando programas para modernizar sus arsenales nucleares, al mismo tiempo que, para-dójicamente, presionan a países como Irán para que pongan fin a su programa de enriquecimiento de uranio o a Corea delNorte para que anule su, digamos por comparación, “pequeño” arsenal nuclear.
22 Una de las instituciones más desprestigiadas en nuestro país sigue siendo el Consejo de Seguridad Nuclear. Muchos ciu- dadanos, incluyendo técnicos y científicos que trabajan en sus instalaciones, han desconfiado por razones muy atendiblesde las resoluciones que han tomado sus máximos dirigentes en los últimos años.
Si la historia, la información contrastada y la ciudadanía cuentan realmente, estos datos,que reflejan reiteradamente el sentir de la opinión pública europea, deberían contar. En opo-sición a argumentos publicitarios, pletóricos de defensas interesadas, los partidarios de lonuclear deberían admitir que esta energía sigue siendo cara, peligrosa e innecesaria. Lasenergías preferidas por los ciudadanos europeos son la solar y la eólica. Nuevamente, en los grandes medios de comunicación y persuasión, mientras se silen- cian o se sitúan en un plano secundario las posiciones de los críticos,23 sólo se puedenexpresar abiertamente el poderoso sector de los pro-nucleares, algunos de cuyas posicio-nes son tan poco sólidas que han merecido este enérgico apunte de Marcel Coderch: unplan de construcciones nucleares que tuviera como finalidad eliminar los combustibles fósi-les de la generación eléctrica sería totalmente inviable puesto que requeriría la construcción(esta sí en verdad quimérica) de una central cada dos días durante los próximos 25 años,sin que haya en el mundo, según los estudios realizados hasta el momento, uranio suficientepara su funcionamiento y sin saber dónde podría almacenarse los centenares de miles detoneladas de residuos que tal situación generaría. Sería ciertamente viable duplicar la capa-cidad nuclear, pero con ello tan sólo evitaríamos, si se comparase con la generación equi-valente de gas natural, un 8% de las emisiones de dióxido previstas para 2050.24 A pesar de ello, exigencias nucleares se airearon sin tapujos en el reciente debate sobre la central de Santa María de Garoña.
El color –la fuerza y los procedimientos– del dinero
Con argumentos poco hilvanados, con desinformaciones o informaciones sesgadas, confalacias de bulto, con presiones directas y abiertas, u ocultadas cuando interesa, los pode-res nucleares consiguen resultados. La reciente renovación25 de la explotación de la centralnuclear de Santa María de Garona enseña sobre ello. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha cedido ante las fuertes26 y, en este caso, públicas presiones del poderoso lobby nuclear (las multinacionales Iberdrola y Endesa 23 Posiciones que cuando son tratadas con cierta cortesía, que no es siempre, son descalificadas por utópicas aunque bien- intencionadas. La ensoñación, se apunta, es fruto de la falta de documentación y realismo científicos y por una alegre (ydesinformada) apuesta antropológica de matriz rousseauniana por la bondad y austeridad de la especie humana.
24 M. Coderch: “El fin del petróleo barato”, Foreign Policy (edición española), octubre-noviembre, 2004. [http://www.fp- 25 El primer Gobierno de José Mª Aznar, con el apoyo parlamentaria de CiU, cambió la legislación en 1996 para hacer posi- ble que las prórrogas de la vida útil de las centrales pasaran de ser anuales o bianuales a concederse por 10 años.
26 Según Gonzalo López Alba, el mismo presidente del Gobierno explicó que, durante las semanas previas a la decisión toma- da el 2 de julio sobre Garoña, las empresas del sector eléctrico demostraron tener una gran capacidad de presión sólo equi-parable a la usualmente efectuada por al sector financiero (Público, 7 de julio de 2009, p. 16).
son las propietarias de la central), con vértices y representantes en su propio Gobierno, yen la tarde de 2 de julio de 2009 sus ministros de Industria27 y Trabajo dieron cuenta de sudecisión de prorrogar hasta 2013 la licencia de la central de Garoña. La decisión, anuncia-da tres días antes de que expirara el permiso de explotación, parecía contradecir lo previa-mente afirmado por el presidente del Gobierno sobre el cierre, en 2011, en el Senado, en elCongreso y en medios de comunicación, incumpliendo además, o dejando entre paréntesiscuanto menos, su compromiso electoral de abandonar la energía nuclear y dando un pasoatrás en la consecución de un modelo energético sostenible basado, esencialmente, en lasenergías renovables, el ahorro energético, la eficiencia energética y en el tránsito por razo-nables senderos no desarrollistas que asuman, republicanamente, que es posible vivir mejorcon menos.28 Numerosas organizaciones ecologistas han recordado que Garoña es una central nucle- ar obsoleta,29 diseñada en los años sesenta del siglo pasado, inaugurada por el general gol-pista Francisco Franco en 1971, existiendo pocas experiencias previas de centrales en fun-cionamiento con más de cuarenta años de actividad. Prueba de su deterioro y envejecimiento, es que el reactor nuclear de Garoña está afec- tado por un fenómeno destructivo denominado agrietamiento por corrosión bajo tensiones(Stress Corrosion Cracking, SCC). Este fenómeno, como recordaba Carlos Bravo,30 ha pro-ducido el agrietamiento generalizado de unos elementos denominadas “manguitos”, queestán soldados al casquete inferior de la vasija del reactor, formando conjuntamente unaunidad estructural. La prueba de que nos enfrentábamos a un problema de envejecimiento 27 La Coordinadora española de Organizaciones Contrarias a la Energía Nuclear criticó al ministro de Industria Miguel Sebastián por mentir en el Senado o hablar sin suficiente conocimiento de causa, al afirmar refiriéndose a Garoña que “[…]con las centrales nucleares ocurre un poco como con las personas, que algunas, con 20 ó 30 años, tienen achaques yotras con 50 ó 60, están estupendas”. Según la propia Organización Internacional de la Energía Atómica las dos centralesnucleares más antiguas aún operativas, Oldbury-A1 y Oldbury-A2, en Gloucestershire, Reino Unido, tienen 41 y 42 añosde operación respectivamente. La central de Garoña fue diseñada para una vida de 40 años, y alcanzará los 42 si no serectifica la decisión ampliando la prórroga. El mismo ex ministro y vicepresidente de la Fundación Ideas Jesús Caldera, quellama “cierre” a lo que obviamente ha sido una prórroga de cuatro años, ha recordado que la edad media de las 117 cen-trales cerradas en el mundo hasta la fecha es de 22 años (Jesús Caldera, “Sobre el cierre de Garoña”, Público, 4 de juliode 2009, p. 5). La prórroga otorgará unos beneficios de unos 1.000 millones de euros a las empresas propietarias, unos250 millones anuales.
28 Joaquim Sempere, autor de Mejor con menos. Necesidades, explosión consumista y crisis ecológica, señalaba sobre lo nuclear el 2 de julio de 2009 en entrevista con La Vanguardia –http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2684- “LV:¿En qué sentido? JS: Invirtiendo dinero en energías renovables: eólica, solar fotovoltaica, solar térmica. LV: Y nuclear,señor Sempere. JS: ¡No! Es una herencia ruinosa para nuestros hijos y nietos: cada euro invertido hoy en energía eólicaproduce lo mismo –y sin residuos ni riesgos, e indefinidamente– que cada euro invertido en energía nuclear”.
29 Con 38 años de antigüedad, la central de Garoña es la única central de “primera generación” que sigue en funcionamien- to en España. Sólo en el primer semestre de 2009 ha sufrido nueve incidentes, algunos de los cuales sólo se han conoci-do públicamente cuando Ecologistas en Acción y Greenpeace los han dado a conocer.
30 Véase la entrevista de Salvador López Arnal con el responsable de energía de Greenpeace (de finales de junio de 2009): http://www.rebelion.org/noticia.php?id=87963 muy preocupante, proseguía el representante de Greenpeace, era que el deterioro se habíaproducido de una manera progresiva, continuada e intensa a lo largo de sus 38 años ope-rativos. Conocida como la “central de las mil y una grietas”, su vida útil31 estaba más queagotada. Los graves problemas de agrietamiento por corrosión que afectan a diversos com-ponentes de la vasija del reactor y del resto del circuito primario, problemas de gran caladoimposibles de solucionar a los que hay que sumar los continuos errores humanos en el fun-cionamiento de la central, hacen que su cultura de seguridad pueda calificarse de “muy defi-ciente”.
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), una de las piezas claves en todo este debate, la institución que se ha mostrado favorable a prolongar diez años más la vida de Garoña,envolviendo su decisión en asépticos ropajes técnicos, punto esencial para explicar la acti-tud de los sindicatos y del comité de empresa de la central, es en principio un cuerpo deasesoría e intervención político-tecnológica, teóricamente independiente del Gobierno y laindustria nuclear, a la que regula y debe controlar, que debe rendir cuentas ante el Par -lamento. Su misión, por ley, es proteger a los trabajadores, a la población en general y almedio ambiente de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes, debiendo conseguirque las instalaciones nucleares y radiactivas sean usadas por sus propietarios de formasegura, “y estableciendo las medidas de prevención y corrección frente a emergenciasradiológicas, cualquiera que sea su origen”.
Es un órgano colegiado dirigido por cinco consejeros, designados por los partidos polí- ticos mayoritarios y cuyo nombramiento debe pasar por la Comisión de Industria delCongreso. Su composición ha sido siempre: dos consejeros elegidos por el PSOE, dos porel PP32 y uno por CiU. La realidad del consejo es que es una instancia pronuclear, que ade-más actúa como tal, supeditado a los intereses de la industria y las compañías eléctricas.
A su lamentable actuación en 2004-2005 en el caso del accidente de Vandellós-2 con larotura del sistema de refrigeración de aguas esenciales,33 a su vergonzante comporta-miento en el caso, desvelado igualmente por Greenpeace, del escape radiactivo de Ascó-1en 2007-2008, cabe sumar el origen profesional (sector nuclear y compañías eléctricas, 31 La indefinición jurídica del concepto es una de las grietas usadas por el lobby nuclear para su ofensiva tras la decisión gubernamental. Felipe González, el ex Presidente del Gobierno, se ha referido a que el programa electoral del PSOE hablade cerrar las nucleares “al final de su vida útil”, y que ese concepto, al no estar concretado numéricamente, puede ser inter-pretado de diversas maneras. Él lo interpreta, claro está, de 60 o más años. En realidad la vida útil de un reactor nuclearronda los 25 años. La vida media de los 117 reactores cerrados hasta ahora en el mundo ha sido de unos 22 años. EnAlemania, por ejemplo, se ha fijado la vida útil en 32 años para cada reactor.
32 Isaac Rosa (“Una fuga que no radiactiva”, Público, 2 de julio de 2009, p. 8) ha recordado un lema de la campaña de las Nuevas Generaciones de Valladolid: “En Garoña no hay ni peces con tres ojos ni niños con tres cabezas, sino una energíalimpia, segura y barata”. Así de informados se muestran los jóvenes y desarrollistas leones del PP y sus agencias publici-tarias.
33 La entonces presidenta, María Teresa Estevan Bolea, maquilló, es decir, falseó, un informe sobre los riesgos de la fuga de básicamente) y las tendencias ideológicas pronucleares de la mayor parte de losConsejeros actuales y pasados del CSN. Su presidenta, desde 2005, es Carmen MartínezTen34 quien se incorporó al Consejo como jefa de gabinete. Poco después de la decisióngubernamental sobre Garoña, remitió un informe al Congreso asegurando que no habráparón nuclear en nuestro país.35 Las razones esgrimidas por los movimientos sociales y ecologistas para defender el cie- rre de Garoña se han ido acumulando: evitar el riesgo de un accidente nuclear en la centralde consecuencias desastrosas; acabar con las emisiones radiactivas, nocivas para la saludhumana y el medio ambiente, que Garoña emite rutinariamente contaminando la atmósferay el Ebro; dejar de producir residuos radiactivos de baja, media y alta actividad, con el obje-tivo de evitar agravar este problema sin solución; conseguir que la central deje de ser unmonocultivo industrial en el Valle de Tobalina, apuesta que impide de hecho un desarrolloeconómico sostenible en la zona; escuchar a una ciudadanía movilizada e informada quereclama su cierre y, finalmente, en este rápido resumen, eliminar el obstáculo que suponela energía nuclear para poder avanzar y alcanzar un modelo energético 100% renovable yeficiente.36 La posición de María Teresa Domínguez, la actual presidenta del Foro Nuclear y ex directora de Reactores Avanzados para la gestión de todos los proyectos de desarrollosnucleares como los Programas Marco de la Unión Europea y de Estados Unidos, fue nítida:“Con todo lo que no sea los 10 años que habíamos solicitado, no estamos de acuerdo.
Nosotros no improvisamos y nos habíamos preparado para estos 10 años de forma sólidacon los estándares de otros países que ya han tenido esos 10 años… Todo el programanuclear español se ha hecho sin ayuda del Estado. No hubo subvenciones, ni créditos, niayudas. La energía nuclear no recibe ayudas del Estado”.37 La posición del ex primerministro español Felipe González, la misma tarde de 2 de julio de 2009, no estuvo muy ale-jada de lo defendido por el Foro Nuclear y contiene además una remarcable arista político- 34 Carmen Martínez Ten fue miembro de la Ejecutiva del PSOE, colaboró en la confección de programas del partido en tiem- pos de Felipe González y adquirió predicamento como luchadora feminista en los años ochenta en nuestro país.
35 Luis Díez, “Del feminismo a la energía nuclear”, Público, 7 de julio de 2009, p. 6.
36 Carlos Bravo, responsable de Energía de Greenpeace en España, ha apuntado –http://www.rebelion.org/noticia.php?id=87963– que sin la central nuclear de Garoña el suministro eléctrico español seguiría estando totalmente garantizado: en 2008 losintercambios internacionales de electricidad de España se saldaron con la exportación neta de una cantidad equivalente atres veces la producción eléctrica de la central. La contribución energética de Garoña es escasa (el 1,2% del total, en 2007)y está sobradamente compensada por la aportación de las energías renovables. Estas aportaron en 2007 un 23% del totalde la electricidad generada (un 3% más que todas las centrales nucleares juntas). De hecho, el incremento de la produc-ción de electricidad renovable en 2007 con respecto al 2006 supuso casi el doble de la aportación de la central nuclear deGaroña en 2007. Tampoco, añadía Bravo, hay obstáculos económicos para su cierre pues la central de Santa María deGaroña, con 38 años de funcionamiento, está ya más que amortizada desde hace años.
37 Público, 3 de julio de 2009.
jurídica: había que mantener abierta Garoña 10 años más, señaló el asesor de Carlos Slim,ya que la única instancia (sic) que tiene autoridad legal y técnica para determinar la utilidadde la central y durante cuánto tiempo es el CSN, es decir, un organismo dominado por fuer-zas pronucleares cuyos informes favorables no son vinculantes. Ni que decir tiene que el lobby nuclear español ha manipulado todo lo que ha podido, y algo más, a los trabajadores de la central en defensa de sus intereses económicos. El pasa-do 23 de junio de 2009, Carlos Bravo recibió por error un mensaje de correo electrónico delForo Nuclear que animaba a participar en la concentración de trabajadores de la Central deGaroña convocada en las puertas del Congreso de los Diputados para apoyar la continui-dad del funcionamiento de la central hasta 2019. El mensaje señalaba: “Os agradecemosque, en la medida de lo posible, acudáis a esta convocatoria y favorezcáis que las personasdel sector acudan, ya que se trata de una medida de apoyo a la supervivencia, no solo a lacentral, sino del conjunto del sector nuclear español” [el énfasis es del propio representan-te de Greenpeace]. Claridad y distinción de las ideas, como quería Descartes.
En línea con el PP y las fuerzas pro-nucleares (recuérdese que FECSA-Endesa es copropietaria de la central), Convergencia i Unió, por boca de Josep Sánchez Llibre, haseñalado que la decisión tomada, la prórroga de la central por cuatro años más, es unabomba en la línea de flotación de una de las palancas más importantes de la política indus-trial española y, anunciando o amenazando con futuros pactos políticos, que esa mala deci-sión podrá ser reversible a partir de 2012 en función de quien estuviera en el Gobierno cen-tral. Francisco Velasco, profesor de Derecho administrativo, Universidad Autónoma deMadrid, ha señalado el sendero legal que podría utilizarse para ello: la ley 30/92 del régimenjurídico de las Administraciones públicas y del procedimiento administrativo común proba-blemente permitiría al futuro Gobierno revocar el supuestamente irreversible cierre de lacentral en 2013.38 El PP, por su parte, por boca de su portavoz de Industria, Antonio Erias, consideró que hay margen para potenciar las centrales existentes y, a principios de julio, superando ambi-güedades de su programa electoral, planteó aumentar del 18 al 30% el peso de la energíanuclear en la totalidad de la producción energética española.39 Ni más ni menos que unaumento del 75%. ¿Cómo? Mediante la instalación en las centrales ya existentes de reac-tores de nueva generación. Producir más generando los mismos residuos, señaló.
38 Ese próximo Gobierno podría pedir al CSN en 2012 un nuevo informe de urgencia sobre las condiciones de seguridad de Garoña en aquella fecha, permitiendo entonces la puesta al día de las mejoras, entre ellas el sistema de tratamiento de gases, pudiendo permitir de este modo la prórroga hasta 2019. Sea como fuere, no es altamente probable, sin poderdescartarse, que la amenaza esgrimida se convierta en acción de Gobierno: los riesgos político-electorales asumidos encaso de accidente en la central serían abisales. Por lo demás, el Gobierno de Zapatero se ha comprometido a trabajar polí-tica y jurídicamente por hacer irreversible la decisión con la nueva Ley de Economía Sostenible.
39 “El PP propone duplicar el peso de la energía nuclear”, Público, 8 de julio de 2009, p. 19.
No es el único caso de seguimiento, vacilación o neta apuesta por lo nuclear. Como se señaló, 30 años después del accidente nuclear en la central de Three Mile Island,40 quedetuvo la construcción de nuevos reactores en EEUU, la Administración de Bush II aboga-ba por la reactivación de la energía atómica con el fin de reducir la dependencia energéticadel país. Según el Instituto de la Energía Nuclear de EEUU, para que la energía atómicatenga su parte en el balance general del país, se deberían construir tres reactores cada dosaños a partir de 2016. La actual Administración de Barack Obama, que ha excluido del pre-supuesto nacional la construcción de un lugar de enterramiento de residuos en las monta-ñas de Nevada, por boca de su secretario de Energía ha indicado que reunirá a expertospara elaborar un plan a largo plazo. No hay más precisiones ni compromisos hasta la fecha.
En Europa, Ana Palacios y del Valle Lersundi, ex ministra de Asuntos Exteriores del Gobierno de Aznar y vicepresidenta del grupo francés de tecnología nuclear Areva desdejunio de 2008, ha defendido la energía nuclear como alternativa energética al cambio cli-mático justificando, en un confiado y cientificista brindis al sol, en que ya habrá solución enel futuro a los residuos radiactivos. Con la tecnología actual, señalaba la ex ministra, el 96%del combustible de uranio ya es reciclable. Este reciclaje, proseguía, es una buena solucióntecnológica, económica y medio ambiental. Ya no es posible aducir, señalaba satisfecha,como argumento el peligro de los residuos radiactivos; deja de ser válido descartar la viabi-lidad de la energía nuclear como alternativa al cambio climático.
No es el único caso reciente ni las siglas políticas de adscripción son idénticas en este caso. La Junta de Extremadura, en manos del PSOE, ha autorizado a las multinacionalesMawson Resources Ltd. y Berkeley Resorces Ltd. la realización de una amplia campaña deprospecciones mineras en distintos yacimientos de uranio repartidos por toda la región. Loscríticos de la decisión señalan, después de recordar que Extremadura es una de las regio-nes de más rica y mejor preservada biodiversidad del continente europeo, que la economíaextremeña se vería severamente amenazada por una serie de proyectos de importanteimpacto ambiental: renovación de licencia de la central nuclear de Almaraz, refinería depetróleo en Tierra de Barros, centrales térmicas en la comarca de Mérida. La pretensión de convertir la región en un proveedor de uranio a gran escala, remarcan con ira y estudio,supone una agresión intolerable a la supervivencia de su medio natural y la salud de sus 40 En EEUU, como se señaló, no se ha construido ningún reactor nuclear desde este accidente, ocurrido el 28 de marzo de 1979 en la central de Harrisburg (Pensilvania): se produjo una fuga del agua de refrigeración por una válvula abierta en unreactor que llevaba sólo tres meses en funcionamiento. El hecho de que no causara víctimas mortales y de que el informede la comisión reguladora de las nucleares concluyera que la radiación emitida tuvo poco impacto en la salud pública estásiendo utilizado como argumento para promover la reactivación de la energía nuclear. Diversos científicos que han estu-diado el accidente rechazan el discurso oficial que asegura que no se produjo tanta radiación como para poner en peligrola salud pública. Se ha estudiado el curso de las partículas radioactivas llevadas por el viento y el tipo de cáncer en lasregiones afectadas por la fuga radioactiva de Harrisburg y se ha descubierto una frecuencia de casos de cáncer de pulmóny de leucemia… ¡30 veces superior a la media! habitantes, además de alimentar el crecimiento de la industria nuclear civil y militar interna-cional.41 Por su parte, Francisco Castejón, de Ecologistas en Acción, ha deconstruido42 los argu- mentos esgrimidos desde instancias nucleares a favor de esta fuente energética y de la con-tinuidad del funcionamiento de la central de Garoña. Seis han sido los puntos discutidos:respeto al medioambiente y al entorno; seguridad; modernización; suministro eléctrico y fia-bilidad; competitividad y empleo. Críticas, argumentos e informaciones que tienen, en nues-tra opinión, alcance general. En ellos nos detenemos.
Contra las falacias atómico-nucleares
No es fácil, con brevedad, dar cuenta detallada de los riesgos argumentativos, de los saltosen el vacío y de la falta de memoria y retención de los defensores de lo nuclear. Cabe tansólo apuntar aquí, siguiendo la línea transitada por F. Castejón, algunos ejes centrales quefundamentan, que siguen fundamentando, la apuesta por un sendero energético y civiliza-torio que niegue lo nuclear como sal de una tierra habitable y afable. Apuntamos a conti-nuación algunos de los más esenciales, destacando vértices poco señalados.
Herencias: contaminación radioactiva y protestas ciudadanas Un caso no siempre recordado. El uso de material nuclear en la sede madrileña de la anti-gua Junta de Energía Nuclear ha desatado recurrentes polémicas. La contaminación de lared de agua potable y residuos sepultados son su legado. Trazas de plutonio-239, americio-241 y radio-226 se hallaban en las profundidades de las instalaciones deportivas del Centrode Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) en su sede deMoncloa. Un hecho que se descubrió hace algo más de tres años, el 9 de febrero de 2006,y que puso en jaque el Plan Integral para la Mejora de las Instalaciones del CIEMAT.
El hallazgo se produjo durante las tareas de desmantelamiento y descontaminación del lugar, creado en 1951 bajo el nombre de Junta de Energía Nuclear con el objetivo de de - 41 Los críticos de la decisión de la Junta extremeña, encabezados por el ciudadano extremeño Jónatham F. Moriche, finalizan su manifiesto crítico con la siguiente petición: “Por todo ello, nos sumamos a la exigencia ciudadana de que la Junta deExtremadura cancele inmediatamente todas las operaciones de prospección en curso o licitadas, y acto seguido arbitre losmecanismos legales oportunos que impidan de modo tajante y definitivo toda actividad de minería de uranio en la regiónextremeña, en el marco de una política medioambiental integral que preserve los valores medioambientales y paisajísticosespecíficos de la región, a la vez que potencie su ya importante papel como contribuyente neto en la lucha global por ladefensa de este pequeño, frágil y hermoso planeta que a todos y todas nos cobija.” 42 Diagonal 105, 25-6/8-7 2009, p. 15.
sarrollar esa energía en España. Fue la primera instalación española en la que se logrótransformar uranio en plutonio. En estas instalaciones se experimentaba frecuentementecon combustibles irradiados y materiales radiactivos y, según algunas opiniones no des-atendibles, se estaba intentando construir la bomba atómica. En 1970 un fallo en los siste-mas de seguridad provocó un vertido de materiales en el alcantarillado de Madrid, regis-trándose niveles de radiación mucho más altos de los permitidos.
Los trabajadores siguen insistiendo en que, tal como se están realizando, se deben frenar las obras de desmantelamiento. Desde la Coordinadora de Colectivos de Afectadospor el Plan Integral de Mejora se especula con la posibilidad de que este centro tape, sineliminar, los residuos con la construcción de una pista de patinaje o incluso, paradoja deparadojas, con un museo sobre la radiactividad. Según Miguel Yuste, trabajador del CIE-MAT, se están poniendo encofrados y arrojando tierra para hormigonar la zona que seconvertiría con ello en un cementerio radiactivo tapado con modernísimas instalacionesculturales.
Los vertidos radiactivos continuaron realizándose. Tal y como Greenpeace denunció en 2005, se habían enviado aguas con residuos nucleares provenientes del CIEMAT a la depu-radora de “La China”, afectando la salud de al menos un trabajador de la depuradora. Trasla polémica de los vertidos, el descubrimiento de los residuos nucleares escondidos bajo lasinstalaciones deportivas elevó las quejas de los trabajadores y los vecinos de la zona. Elcolectivo de afectados calculó que las obras de desmantelamiento generarían 6.000 metroscúbicos de residuos de media y baja actividad y 15.000 kg de residuos de alta actividad.
Desde la coordinadora señalaban el peligro de que un poco de viento podría esparcir por elaire estas sustancias letales para la vida humana.
Desde la aparición de la energía nuclear se ha debatido permanentemente sobre la formade gestionar el combustible tras su paso por las plantas nucleares. Básicamente han existi-do dos opciones: la que opta por almacenar los residuos y la que apuesta por recuperar elplutonio, separado tras un complejo proceso industrial. Los que optan por el reprocesoFrancia, Rusia, Gran Bretaña, entre otros paísesse enfrentan a altos costes y, lógica-mente, a continuas discusiones políticas sobre el uso militar del plutonio. Los que prefierenel almacenaje España, por ejemplono saben muy bien qué hacer con los residuos acu-mulados. Nuestro país tiene actualmente más de 4.000 toneladas de residuos y cada añose generan más de 160 toneladas. Miguel Sebastián anunció a principios de julio de 2009la construcción de un gran cementerio nuclear que albergará los residuos de todas las cen-trales españolas. Aseguró, esas fueron sus palabras, que iba a haber una pelea entre muni- cipios para conseguir la ubicación del cementerio. Seguramente, pensó, la crisis empuja ala desesperación y ésta a cometer disparates ciudadanos.43 Los defensores del reproceso apuntan tres ventajas: ahorro de recursos naturales (se recupera el 96% del material reprocesado y en consecuencia se requiere menos uranionuevo); mejor gestión de los residuos nucleares (se reduce el volumen de los mismos); y,finalmente pero no en último lugar de importancia, interés económico que supone estereproceso. Durante tiempo se creyó que la rápida evolución tecnológica haría que el pluto-nio que se obtenía de este reproceso iba a alcanzar un desarrollo mucho mayor del quefinalmente ha tenido. Pero el sistema no ha avanzado lo esperado. Sólo queda actualmen-te en funcionamiento un reactor rápido, el antiguo y pequeño Fénix. En 1997, el ex primerministro francés Lionel Jospin firmó la parada de otro reactor rápido, el Superfénix, debidoa su excesivo coste. Es por ello grotesco que se presente el reproceso como alternativaverde para la energía nuclear. No es el caso. La técnica de reproceso implica la necesidadde construir carísimos reactores rápidos para dar salida al plutonio que se genera. Por su parte, el señor Pedro Rivero, el presidente de la patronal eléctrica española, inter- venía directamente en la polémica sobre Garoña, señalando que el problema de los resi-duos radiactivos estaba resuelto, que la basura atómica “está perfectamente en las piscinasde las centrales”. Es otra mentira o inexactitud del lobby nuclear: se diga lo que siga, lo digaquien lo diga, el problema de los residuos radiactivos no está resuelto en ningún lugar delmundo. Las piscinas de refrigeración del combustible nuclear gastado de las centrales, resi-duos de alta radiactividad y de larguísima duración, son una mera opción temporal de alma-cenamiento de este peligroso material. No son, en ningún caso, una solución definitiva. Ensí mismo tampoco son un sistema seguro ya que al necesitar refrigeración activa de formacontinua, puede producirse accidentes peligrosos si, por ejemplo, este aporte de agua seinterrumpe o el nivel de agua de la piscina baja de ciertos niveles. La existencia de estos almacenamientos temporales de residuos demuestra que la industria nuclear no ha sido capaz de encontrar una solución técnica satisfactoria al inmen-so problema que suponen los residuos radiactivos que esta industria genera, y cuya peli-grosidad permanecerá durante decenas de miles de años. Sólo por este último factor, losresiduos radiactivos son la prueba más clara de la insostenibilidad de lo nuclear. Además,en su funcionamiento rutinario, dejando aparte accidentes y residuos, las centrales nuclea-res emiten al medio ambiente radiactividad: efluentes gaseosos radiactivos por la chimenea 43 Según Gerardo Casado, portavoz de la Asociación de Municipios Afectados por Centrales Nucleares, asociación que inte- gra a 25 ayuntamientos localizados en emplazamientos cercanos a centrales, los municipios observan el calendario minis-terial con escepticismo ya que el mismo Gobierno había anunciado el concurso para el primer semestre de 2009 (Público,8 de julio de 2009, p. 19). Casado aseguró que no le constaba el interés de ningún ayuntamiento por la instalación delcementerio nuclear.
dedicada al efecto y efluentes líquidos radiactivos al mar, al embalse o al río del que depen-den para su refrigeración.
En síntesis: la energía nuclear proporciona actualmente un 6% de la energía primaria que se consume en el mundo, un porcentaje que lleva décadas disminuyendo. A pesar deesa escasa participación, su utilización ha provocado ya una serie de graves problemasmedioambientales, sociales y económicos de trascendencia internacional. Por lo demás,esta energía no sólo no ha logrado resolver sus problemas de seguridad, sino que ademásha dejado evidencias claras de su capacidad de generar catástrofes, como la de Chernóbil,y ha producido residuos radiactivos, que debido a su alto nivel de radiactividad, que se pro-longa durante cientos de miles de años, y a su elevado potencial radiotóxico, suponen unimportante problema ambiental y de salud pública,44 y también económico, que la industriaatómica ha sido incapaz de resolver en sus más de cincuenta años de existencia. Pero la energía nuclear no sólo es una energía potencialmente peligrosa y contaminantesino también cara. Para algunos analistas es, esencialmente, un desastre económico queperdió hace tiempo la batalla de la competitividad. Mycle Schneider ha señalado que de los45 reactores que están siendo construidos en todo el mundo, 22 están atrasados (casi el50%) y nueve (más del 20%) no tienen una fecha oficial de encendido.
Como ejemplo más reciente se cita como muestra del desastre económico que representa este tipo de energía el fiasco nuclear de Finlandia. El buque insignia del tan publicitado “rena-cimiento” nuclear, el reactor Olkiluoto-3, hace aguas por todas partes. Lleva ya más de tres añosde retraso sobre el calendario previsto se dijo que estaría terminada en 2009, y como muypronto lo estará en 2012, soporta sobrecostes multimillonarios terminará costando entre5.000 y 6.000 millones de euros, cuando se afirmó inicialmente que su coste sería de 2.500millones de euros; oficialmente se reconoce ya un coste de más de 4.000 millones de eurosy, hasta la fecha, más de 2.000 defectos de diseño. Y lleva sólo tres años en construcción.
Las cifras, por lo demás, no son siempre coincidentes. En unos informes devastadores, el New York Times arrojó nueva luz sobre el lado catastrófico de la nueva construcción fran-cesa en Okiluoto, Finlandia, y el virtual colapso de Atomic Energy of Canadá.45 Areva, el 44 Sobre este punto, sobre la influencia del funcionamiento no accidental de las centrales en la salud humana, véase E.
Rodríguez Farré y S. López Arnal, op. cit., 2008.
45 Los fiascos en Finlandia y Flamanville han empujado a Areva al caos económico que ahora se refleja en Atomic Energy of Canada, Limited. Alabada como un buque insignia global, AECL se tragó en 2008 1.740 millones de dólares canadienses en subsidios yha estado perdiendo dinero desde hace mucho tiempo. El Gobierno de Canadá ha anunciado su intención de venderla.
grupo gubernamental francés, no predice cuándo estará listo el reactor. Por su parte, los ins-pectores finlandeses han señalado que Areva permitió que subcontratistas inexpertos trata-ran de “hacer agujeros en los sitios equivocados en un vasto recipiente de acero que sellael reactor”. Los inspectores finlandeses también critican a la gran corporación francesa porsu actitud empresarial y por la falta de conocimiento técnico de algunos profesionales.
Areva espera construir reactores similares en EEUU. Sus impulsores han prometido una construcción más barata, limpia y rápida de reactores con diseños estandarizados como elde Okiluoto. Pero la experiencia anterior parece apuntar que esos nuevos reactores noserán más fáciles o baratos de construir que los de hace una generación cuyos precios hanaumentado en un 700% o más, y cuyos programas de conclusión tardaron décadas.
Lo que necesitamos no son nuevos sistemas energéticos revolucionarios, quiméricos e imposibles, sino una reducción significativa de nuestro desaforado consumismo energético El proyecto de segunda “nueva generación” en Flamanville, Francia, también ha excedi- do el presupuesto y está atrasado. Han aparecido grietas en componentes críticos de aceroy hormigón, así como revelaciones de que soldadores no cualificados realizaron trabajos crí-ticos. Por ello, la Comisión Reguladora Nuclear de EEUU no ha aprobado el diseño de Arevausado en Okiluoto y Flamanville. Otros cuatro diseños también están empantanados en elproceso de estudio.46 Reseñando El espejismo nuclear. Por qué la energía nuclear no es la solución, sino parte del problema, de Marcel Coderch y Núria Almiron, Alfons Barceló47 ha señalado que uno delos asuntos mejor esclarecidos en el ensayo concierne a un asunto importante: cuánto cues-ta y cuánto vale la energía atómica. Las conclusiones son contundentes: 1. El empleo civilde la energía nuclear que fue diseñado esencialmente con fines propagandísticos en ningúnmomento atendió a consideraciones de viabilidad técnica ni económica. 2. No hay pruebasdel hipotético bajo coste de la producción de energía nuclear. Los cuatro problemas que hanacuciado a esta fuente energética desde sus inicios siguen vigentes: la seguridad, los cos-tes, los residuos y la proliferación. Sólo intereses ideológicos, privados o políticos, y la pers-pectiva de una situación energética desesperada podrían tratar de resucitar a un monstruomoribundo inseguro, carente de rentabilidad y muy contaminante, además de auspiciador, 46 Tema posterior al 11-S es la capacidad de resistir el impacto de un avión a reacción. Obviamente, los 104 reactores de EEUU que actualmente poseen licencia para operar no tuvieron que considerar este vértice de seguridad.
47 Mientras tanto electrónico 68, abril 2009. El texto de Alfons Barceló está fechado el 12 de marzo de 2009. de una proliferación armamentística letal, han señalado los autores. Construir y publicitarsueños energéticos irresponsables hablando de nuevas quimeras como la fusión nuclear, laalquimia con los residuos, de nuevos reactores nucleares completamente seguros o del ubi-cuo hidrógeno, en lugar de apostar y desarrollar las energías renovables, es una falsedad yuna enorme irresponsabilidad: atenta con la tan necesaria imagen de la energía como unbien valioso que en modo alguno se debe despilfarrar. Lo que necesitamos, apuntan Coderch y Almirón,48 no son nuevos sistemas energéticos revolucionarios, quiméricos e imposibles, sino una reducción significativa de nuestro desa -forado consumismo energético. Fingir que se puede continuar creciendo exponencialmenteen un planeta con recursos finitos es un absurdo; no ver o no querer ver este absurdo es,además, una estupidez, una peligrosa estupidez. Vivir hoy, concluyen sensatamente, “des-pilfarrando nuestro capital energético confiando en que mañana nos tocará la lotería porquehemos comprado algunos décimos es, además de irracional, tremendamente injusto paracon nuestros hijos y las generaciones que han de seguirlos”.49 Desde un punto de vista científico-tecnológico Manuel Garcia Jr., un físico norteamericano de origen hispano, pensionado de un laborato-rio del Departamento de energía de EEUU, con amplios intereses científico-técnicos enámbitos como la física de los fluidos, la electricidad, el flujo de calor y la energía,50 ha seña-lado que su crítica de la energía nuclear con el propósito de proveer un suministro establede electricidad es doble:51 1. En su opinión, la tecnología nuclear no está bien ajustada al uso final. Hay muchas com- plejidades, peligros e ineficiencias entre la fuente de combustible y la producción de elec-tricidad. Todo el ciclo de producción de combustible a la administración de los desechos,por kWh de electricidad producida, es excesivamente costoso desde el punto de vista fis-cal, ecológico y político.
2. La naturaleza de esta tecnología exige instalaciones de generadores altamente centraliza- dos, que tienen que ser a un tiempo zonas de alta seguridad, muy costosas por ello, y requie-re una amplia red de distribución que, inevitablemente, tendrá pérdidas de transmisión.
48 M. Coderch y N. Almirón, El espejismo nuclear. Por qué la energía nuclear no es la solución, sino parte del problema, Los libros del Lince, Barcelona, 2008, p. 212.
49 Ibidem, p. 215.
50 Sus intereses no-técnicos son también diversos e interesantes. Van desde la responsabilidad social de los científicos hasta las dimensiones sociales de las alternativas para las tecnologías energéticas que impulsa una comunidad.
51 Tomamos nuestra información de Germán Leyens y Salvador López Arnal: “Una entrevista con Manuel Garcia Jr. Sobre poder atómico, cambio climático, energías limpias y formas de organización ciudadanas”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85579(junio 2009).
El corolario político es claro: la generación de energía altamente centralizada sirve a las necesidades de economías altamente centralizadas, es decir, la acumulación exclusi-va de capital a un amplio coste social. Por el contrario, y esa es la posición científico-políti-ca de Manuel García Jr., la generación de energía distribuida sirve las necesidades de unapoblación distribuida: las redes técnicas comunales proveen control local y, a un tiempo, laindependencia económica personal.
Por lo demás, en opinión del físico norteamericano, las tecnologías solares y eólicas pueden generar electricidad local y prácticamente sobre gran parte de la superficie de laTierra, en tierra o en el mar. Como hay muchas menos conversiones de formas de energíadesde las fuentes a la producción de electricidad, hay menos tipos de ineficiencias y, puntoesencial, en ningún caso se trata del tipo de peligros asociados con materiales radiactivosy la tecnología nuclear. Como los procesos de generación de energía son naturales para el entorno de la Tierra (solar-eléctrico, solar-termal, viento-torque-eléctrico, hidro-torque-eléctrico), todo el ciclo delproceso: desde la fuente a la generación al reciclaje de equipamiento y material utilizados,es mucho más simple y barato. Las tecnologías solares, eólicas e hidroeléctricas son “natu-rales” para la Tierra, y bien ajustadas al uso final de la electricidad residencial y a numero-sas aplicaciones industriales. Manuel García Jr. señala que la naturaleza dispersa de la fuente de energía solar signi- fica que los generadores y los usuarios están más cerca los unos de los otros, incluso pue-den coincidir, de modo que las redes de distribución serán más pequeñas y eficientes. Lasredes locales próximas podrán solaparse, asegurando redundancia positiva y, con ello, unmayor grado de fiabilidad general a escala regional y nacional. Es, además, mucho más pro-bable que los “propietarios” locales de los generadores se encuentren entre los usuarios dela producción de electricidad. De este modo toda la economía del sistema será tan distri-buida y descentralizada como la misma fuente energética. La energía solar en microrredessería, pues, intrínsecamente comunal. Con sus propias palabras: “un sistema de energíaque ofrece a una familia la posibilidad de obtener la independencia energética mediante laobtención de la luz del Sol que cae, y el viento que pasa por el espacio que ocupa para vivir,sería algo maravilloso”.
La derivada política complementaria es obvia: si alguien forma parte de un grupo –Manuel García Jr.: “lo llamaríamos capitalistas, o industriales, o piratas, da lo mismo” – quedesea controlar una gran fuente de energía, que después será distribuida a numerosos indi-viduos a distancia para obtener el máximo beneficio, preferirá siempre una tecnología alta-mente centralizada de generación de energía. Por eso, señala el físico norteamericano deorigen hispano, la energía nuclear es apreciada ante todo “por la mentalidad que ve el taxí- metro y la caja registradora como el propósito de la organización de la sociedad”. Ademásde ello, los peligros, complejidades e ineficiencias que exigen que se aíslen y construyangrandes instalaciones de generación de energía nuclear, nuestras centrales nucleares, sebiyectan muy bien con las necesidades del control monopolista, y hace que las ciudadaníaspopulares sean muy vulnerables al chantaje social dada su dependencia energética.
No hay que olvidar, por otra parte, la arista militar, recuerda el físico norteamericano. El material para bombas atómicas de todo tipo es usualmente producido en reactores cons-truidos con ese propósito, pero también puede ser obtenido de las vainas combustibles dereactores de energía civiles.52 Todos los reactores nucleares de uranio producen una acu-mulación de plutonio. No es por casualidad que EEUU, Rusia y las principales potencias ató-micas quieren controlar el ciclo de combustible de los reactores en Estados amigos que tie-nen energía atómica “pacífica”. Corea del Sur es un ejemplo. En opinión de Manuel GarcíaJr., la situación del programa nuclear de Irán ilustra la conexión intrínseca entre la energíanuclear y las armas nucleares.53 Manuel García Jr. resumía en cinco puntos sus razones contra el uso civil, no ya militar, (1) Es una energía ineficiente: es probable que tenga que ser utilizada más energía para cons- truir, mantener y proteger las instalaciones de energía nuclear y para proteger el legado dedesperdicios que genera, que la que se llegue algún día a suministrar como electricidad. (2) Es insegura: los reactores nucleares requieren inmensas cantidades de agua de refrige- ración. Las que están ubicadas cerca de ríos han tenido, incluso, que cerrar en tiemposde sequía creando escasez de suministro. Como el poder nuclear está tan centralizado,cualquier instalación de reactores que esté incapacitada por el motivo que sea causaráun déficit en su red, lo que podría requerir la compra a corto plazo de energía de com-bustibles fósiles o quedarse sin energía.
(3) Es lenta: construir una planta de energía nuclear toma tanto tiempo que esa tecnología no puede ser montada efectivamente, ni desmantelada fácilmente según el caso, parareaccionar ante cambios en el volumen y en la distribución geográfica de la demanda deenergía.
(4) Es peligrosa: utiliza para su funcionamiento las sustancias más peligrosas que conoce- mos desde el punto de vista físico y este extremo peligro crea monumentales problemasde manejo de riesgos y seguridad. Además, la posibilidad de la proliferación de armasnucleares es muy real.
52 El ciclo de combustible es la producción de vainas para reactores civiles y su eventual remoción y “reprocesamiento” para la acumulación de plutonio y reciclaje del uranio-235 restante, o empaquetamiento de la vaina para su “eliminación.” 53 Manuel García Jr.: Iran’s Uranium. http://www.dissidentvoice.org/2009/03/irans-uranium/.
(5) Es costosa: las características mencionadas aumentan el coste de la tecnología, y este coste es considerable en cada una de las dimensiones: fiscales, políticas y ecológicas. Si laenergía solar (y la generación y almacenamiento relacionados con ella, y las microredesrecibieran la misma cantidad de subsidios gubernamentales, y ni siquiera durante todas lasdécadas en que ha recibido ayuda la energía nuclear, tendríamos, en opinión del físico yactivista norteamericano, un sistema mucho mejor de energía eléctrica “desde todos lospuntos de vista imaginables, excepto el del control monopolístico de una necesidad social”.
Además de los ya citados –Chernóbil, Harrisburg y Kashiwazaki-Kariwa, tres de los másimportantes–, cabe aquí señalar lo siguientes:54 En las instalaciones nucleares españolas ha habido desde la instalación de la primera central nuclear “José Cabrera” en 1968 un total de 27 sucesos catalogados todos ellos enel nivel 1, a excepción del ocurrido en la Central Nuclear de Trillo, en 1992, que fue de nivel2. También existió un accidente no catalogado en la Junta de Energía Nuclear, en los tiem-pos de la dictadura franquista, que vertió cantidades indeterminadas de radiactividad alpequeño río Manzanares, cantidades que llegaron al Tajo y se detectaron en Lisboa.
Recuérdese, por otra parte, que se han encontrado recientemente zonas contaminadasradiactivamente en el campus de la Universidad Complutense, vecino de la ubicación de laJunta, y en lo sucedido en los accidentes de Vandellós2- y Ascó-1.
En Mayak, cerca de Cheliabinsk, en los montes Urales, el complejo nuclear más grande del mundo, se han sufrido grandes desastres, con episodios de contaminación ambiental quehan tenido graves consecuencias para la salud. En septiembre de 1957 se produjo uno de losaccidentes nucleares más importantes de la historia. Un tanque de almacenamiento, que con-tenía 300 m3 de residuos de alto nivel radiactivo, explotó liberando casi la mitad de radiaciónde Chernóbil, con la difusión de 74.000 TBq55 de radiactividad en un área de unos 23.000 km2.
Más de 270.000 personas quedaron afectadas y alrededor de 10.200 tuvieron que ser eva-cuadas. Según el Instituto de Biofísica del Ministerio de Salud ruso, en 1992 habían fallecido8.015 personas como resultado de la exposición a las elevadas dosis de radiación.
El accidente de Windscale, en el Reino Unido, fue también en 1957. En este caso fue el incendio de uno de los reactores de grafito de la central el que provocó la emisión de cercade 600 TBq de iodo 131, 45 TBq de cesio 137 y 0,2 TBq de estroncio 90. Las cifras relati- 54 Para este apartado, E. Rodríguez Farré y S. López Arnal, 2008.
55 TBq: terabecquerelio. 1 TBq = 1012 Bq, es decir un billón de becquerelios.
vamente altas de yodo fueron especialmente preocupantes ya que el día después del acci-dente este elemento fue hallado en la leche, con una radiactividad de hasta 50.000 Bq/l enalguna granja ubicada a 15 km del reactor. En base a la valoración de dosis recibidas seestima que hubo decenas de muertes debidas a la radiación emitida tras el accidente, aun-que este dato no pudo ser verificado a nivel epidemiológico. Da idea de la importancia deaquel accidente el que la nube radiactiva llegó a detectarse en Copenhague aunque sesigue ignorando todo sobre los efectos que pudo causar.
Años después, en 1979, se produjo el accidente de la Isla de las Tres Millas, en Harrisburg, Pensilvania, EEUU, al que ya hemos hecho referencia.56 Durante estas décadas ha habido múltiples accidentes militares con emisiones de radia- ciones ionizantes elevadas y repercusiones importantes tanto en el medio ambiente como enla salud de las personas expuestas. En España tenemos el ejemplo del importante acciden-te militar de Palomares. El de Thule, al norte de Groenlandia, fue el 21 de enero de 1968. Elaccidente de Palomares contrasta con el segundo incidente nuclear del ejército de los EEUU,en este caso en la base aérea de Thule. Aquí el criterio de radioprotección ambiental aplica-do fue mucho más estricto. El accidente de un avión B52 que contenía 4 bombas termonu-cleares provocó la contaminación de unas 20 hectáreas de la superficie helada de la Bahíade la Estrella Polar por unos 3,6 kilos de plutonio 239 dispersado. Durante cuatro meses seprocedió a retirar además de los restos del accidente, todo el material contaminado posibledel hielo, la nieve y el agua, aproximadamente unos 6.700 m3, que fueron transportados a uncementerio atómico. A pesar de ello, las autoridades danesas estimaron que el plutonio res-tante contaminó el medio acuático hasta unos 20 km del lugar del accidente.
Cabe también citar aquí finalmente, aunque algunos sean “semimilitares”, la contamina- ción por plutonio ocasionada por la caída, por accidente o fin de su vida útil, de satélites arti-ficiales alimentados de energía por pilas de plutonio que les permiten una muy prolongadaautonomía e intensas actividades de observación y emisión telemática. Son numerosos los eslabones existentes en la compleja cadena de producción y utilizaciónde la energía nuclear: la minería, el enriquecimiento y metalurgia del uranio, las centrales, 56 Hasta el momento, el único impacto confirmado en la salud atribuible a Three Mile Island, en absoluto despreciable, ha sido el estrés mental en las personas que vivían en los alrededores de la central, particularmente mujeres embarazadas y fami-lias con niños. El seguimiento de la población no debería abandonarse en ningún caso. Aunque la dosis de radiación colec-tiva recibida por la población en un radio de 80 km cuadrados fue pequeña, un accidente de este calibre produce enormescantidades de residuos: puede llegar a producir más de 1.000.000 de litros de agua contaminada los reactores militares, la producción, separación y uso de radionúclidos puros, la fabrica-ción y prueba de armas atómicas, las plantas de procesamiento de combustibles irradiados,las fábricas, reactores y centrales de los ciclos del plutonio o del torio-uranio, el transportey depósito de materiales o residuos radiactivos. Entre todas esas posibles fuentes, los pun-tos más contaminantes son las plantas de tratamiento, las centrales y los depósitos de resi-duos, sin olvidar que el transporte es, potencialmente, otro punto muy peligroso. Desde el punto de vista del medio, desde la perspectiva de la contaminación, si conside- ramos el ciclo completo de tecnologías de generación eléctrica como la nuclear o las reno-vables, podemos observar como por cada kilowatio/hora producido, la industria nuclear emitemás CO2 que cualquiera de las energías renovables. ¿Por qué? Por la gran cantidad decombustibles fósiles que es preciso consumir en todas estas etapas del ciclo. Por otra parte, desde los focos de emisión, los radionúclidos contaminantes se incorpo- ran en el ecosistema a través de las cadenas tróficas por el medio acuático, por el terrestreo por el aire. En el organismo humano, las fuentes de radiación pueden ser internas o exter-nas: en el primer caso, la principal puerta de entrada es la vía digestiva, los efectos patoló-gicos a largo plazo más frecuentes debidos a la exposición a radiaciones ionizantes, inclu-so a dosis bajas, son las enfermedades neoplásicas. No se puede determinar ningún umbral de seguridad por debajo del cual no se lleguen a desencadenar riesgos de padecer cánceres. Existen, además, diversos efectos biológicosque explican el cáncer inducido por radiaciones. Así, por ejemplo, alteraciones de los meca-nismos de protección y reparación, del sistema inmune y la presencia de efectos “clastogé-nicos” que afectan a células circundantes no afectadas directamente por la exposición. La leucemia fue el primer tipo de cáncer que se asoció con la exposición a diversas dosis deradiación –Hiroshima y Nagasaki–, aunque también se evidenció un riesgo elevado de pade-cer cáncer de estómago, colon, hígado, pulmón, mama en las mujeres y tiroides, entre losmás frecuentes. Ya antes se habían observado casos de leucemia en personas que trabaja-ban con agentes radiactivos, pero no existía una adecuada dosimetría; el caso más conoci-do fue el de las dos veces Nóbel doctora Marya Sk odowska Boguska, madame Curie.
En definitiva, considerando el impacto que puede llegar a tener la energía nuclear en la salud y el medio ambiente, aunque los escasos estudios epidemiológicos sobre dosis bajasno puedan demostrar la asociación entre riesgo y exposición más que en ciertos casos, espreciso aplicar el principio de precaución que puede invocarse cuando es urgente intervenirante un posible peligro para la salud humana, animal, vegetal o biológica en general, o cuan-do se requiere proteger el medio ambiente en caso de que los datos que poseamos, si bienconcluyentes experimentalmente, no permitan una determinación completa y definitiva delriesgo.
Para hacer frente a los agentes de riesgo y con la finalidad de que permanezcan por deba- jo de un nivel, digamos, aceptable –criterio, por otra parte, de índole subjetiva–, se ha plantea-do el enfoque de gestión de riesgos. La Unión Europea introdujo en 2000 el concepto de “ciclodel riesgo” como estrategia dirigida al análisis de riesgos a través de la interacción de tres com-ponentes básicos: la evaluación, la gestión y la comunicación del riesgo. Un riesgo no es acep-table si hay alternativas, e, incluso, para ciertos riesgos aunque no las haya. En estos casos,rige el viejo principio hipocrático: en la duda, abstenerse. Los problemas ecológicos y sanitarioshay que preverlos de antemano e impedir que lleguen a producirse, ya que muchos de ellospueden ser irreparables a posteriori. Frente a la gran cantidad de catástrofes ecológicas de lasúltimas décadas, este principio debería ser contemplado con el fin de evitar más víctimas deri-vadas de la contaminación por radiaciones ionizantes a título personal y medioambiental. Existe una notable evidencia científica de los múltiples riesgos para la salud y el medio ambiente asociados a la exposición a radiaciones ionizantes como resultado de los centenares de accidentes e incidentes Tal como se señala en el informe CiMA (Científicos por el Medio Ambiente), los efectos sobre la salud y el medio ambiente producidos por las radiaciones ionizantes de las centra-les y el conjunto de la actividad industrial nuclear son de muy compleja evaluación debido,entre otras razones, a la dificultad de estudiar su incorporación en la cadenas tróficas, lareconstrucción de las dosis de exposición de las poblaciones objeto de estudio, así comopor la variedad de las respuestas biológicas que se producen. No obstante, existe una nota-ble evidencia científica de los múltiples riesgos para la salud y el medio ambiente asociadosa la exposición a radiaciones ionizantes como resultado de los centenares de accidentes eincidentes nucleares producidos en todo el mundo durante más de cincuenta años, que hanocasionado miles de víctimas y afectados. Desde el punto de vista científico, no es posible en la actualidad estimar una dosis por debajo de la cual las radiaciones ionizantes no produzcan efectos patológicos. Es impor-tante señalar que, en este caso, la relación causa-efecto no es de tipo lineal, sino quedepende de múltiples factores: la intensidad y la naturaleza de la fuente de radiación, ladosis total recibida, la duración temporal de la exposición, la edad de la población expues-ta o la susceptibilidad individual, etc. Puede decirse, por tanto, que no existe una dosis deradiación que sea segura. Por lo demás, la primera fuente de contaminación radiactiva de la biosfera han sido, hasta ahora, las explosiones realizadas por las potencias atómicas. Más de 1.000 hasta la fecha. Estas explosiones, además de contaminar la biosfera con un variado repertorio deradionúclidos artificiales, particularmente cesio 137 y estroncio 90, han creado enormes can-tidades de núclidos radiactivos “naturales” (en especial tritio –el hidrógeno 3– y carbono 14)que existían en cantidades ínfimas. El incremento de la fracción radiactiva de estos ele-mentos constituyentes de la vida ha quedado reflejado en todos los medios naturales y enla biomasa. Así, en las aguas superficiales marinas, donde la concentración de tritio naturalera en 1950 de 0,01-0,03 Bq/l, alcanzó en 1964 –tras las continuas explosiones atómicasen la atmósfera– cifras superiores a los 2 Bq/l en el hemisferio norte, unas 200 veces supe-riores a las preatómicas. Dado que este emisor beta débil tiene una vida media de 12,3años, tras el cese de pruebas en la atmósfera la concentración de tritio ha ido disminuyen-do, detectándose a finales de los años noventa, en el Atlántico Norte, entre 0,3 y 0,6 Bq/l.
Es ilustrativo al respecto ponderar que la cantidad total de tritio natural en el planeta era de1,3 EBq (EBq: exabecquerelio = 1018 becquerelios), o dicho de otra forma, que por cada1018 átomos de hidrógeno –un trillón de átomos– existía uno de tritio. Las pruebas atómicasy luego las plantas nucleares añadieron 186 Ebq de tritio al planeta en los años sesenta –unincremento de 143 veces–, del cual quedaban todavía unos 50 Ebq en 2001. Hoy en día sedetectan en el canal de la Mancha y Mar del Norte, en el mar de Irlanda o en el Báltico, con-centraciones entre 2 y 20 Bq/l, en contraste con las más de 10 veces inferiores del océanoAtlántico. Son el aporte de las plantas de La Hague en Francia, de Sellafield en GranBretaña o de vertidos de centrales de la cuenca báltica. Consideraciones similares pueden hacerse respecto al carbono 14. El radiocarbono for- mado por las explosiones atómicas ha doblado la cantidad existente en el planeta, con elagravante de que con una vida media de 5.730 años hoy en día seguimos expuestos a prác-ticamente las mismas cantidades que hace cuarenta años, cantidades que se incorporan ala biosfera de forma importante.
En los últimos años el funcionamiento normal o accidentalde la tecnología nuclear se ha convertido en la principal fuente de contaminación radiactiva, superando en determinadoscasos y áreas geográficas a la originada por las explosiones atómicas. Todas las nuclearesdifunden radionúclidos en el aire y las aguas, siendo las centrales de producción eléctricamenos sucias que las plantas de reprocesamiento, dado que éstas pueden representar unacontaminación entre 100 y 1.000 veces mayor según los radionúclidos que estemos anali-zando. Entre los radionúclidos arrojados al medio por la industria electronuclear, el criptón 85 y el tritio ocupan un lugar destacado en razón de su cantidad, su diseminación global y superíodo de actuación. Los radionúclidos evacuados rutinariamente con el agua de refrigera-ción que procede de los reactores pueden recorrer grandes distancias o acumularse enzonas concretas de los sistemas acuáticos. Un sistema de diseminación radioactiva a escala mundial se encuentra también, obvia- mente, en los satélites con generadores nucleares.
A modo de conclusión: en el principio fueron el verbo y la acción
La industria nuclear está sumida en una profunda crisis. En el mundo existen 443 reactoresnucleares comerciales, con una potencia instalada de 369 Gigavatios. La energía nuclear,presentada hace 35 años como la alternativa al petróleo, al gas natural y al carbón, hoy sólorepresenta el 5,7% del consumo mundial de energía primaria, a pesar de los dudosos méto-dos de contabilidad que consideran el calor producido en la fisión y no la electricidad real-mente generada. Con métodos menos manipulados, e idénticos a los que se aplican a lasenergías renovables, la participación de la energía nuclear se reduciría a algo menos del 2%del consumo mundial de energía primaria. Respondiendo a pedidos de años anteriores, se están construyendo en el mundo actual- mente 26 centrales, con una potencia de 20,8 GW, el menor número desde hace 35 años.
La cifra de pedidos es insuficiente para mantener una industria que, de hecho, sólo se man-tiene gracias al despilfarro de recursos públicos, de ahí las enormes presiones que se estánrealizando, aunque desde luego sus portavoces tiendan a minimizar esas inmensas ayudaspúblicas. Conviene consignar que tan solo 2 de esas 26 centrales se están construyendo enpaíses con economías ricas: una en Japón y la otra en Finlandia. El resto lo son en paísesen desarrollo estructural y económico. Es sobre estos países donde se está ejerciendo unafuerte y discreta presión para que se nuclearicen o incrementen aceleradamente su nucle-arización.
La empresa nuclear rusa Atomstroyexport, de titularidad mayoritaria estatal, es la que más reactores está construyendo: 2 en Tianwan, China; 2 en Kundankulam, India; 2 enBelene –con subcontratos con Areva/Siemens–, Bulgaria, y 1 en Bushehr, Irán. Dirige susesfuerzos a lograr contratos en países en desarrollo. Asimismo, la mayor empresa nuclearmundial, Areva,57 no desdeña esta estrategia como parte de sus actividades, formalizandoalianzas coyunturales con Atomstroyexport y Siemens (caso de Bulgaria y sondeos enChina e Iberoamérica). Areva dispone, como Atomstroyexport, de todas las fases del ciclonuclear. Las otras empresas nucleares de importancia –Siemens, Westinghouse y GeneralElectric– tienen este sector sólo como parte de sus amplias actividades y se centran funda- 57 Areva es el conglomerado industrial nuclear francés al que ya se ha hecho referencia. Formado en 2001 por la fusión de Cogema, Framatome y CEA Industrie en una sociedad –S.A. Societé des Participations du Commissariat à l’ÉnergieAtomique– su titularidad sigue siendo, pese a las promesas de privatización, mayoritariamente –entre el 85 y el 90%– delEstado francés mentalmente en la construcción de reactores. En algunos aspectos puede considerarse quehoy en día están actuando como una especie de cártel virtual.
La potencia instalada en 2006 era de 369 GW, sólo un 12% superior a la de 1990 que era de 328 GW. Una cifra doce veces inferior a los 4.450 GW previstos por la AgenciaInternacional de la Energía Atómica en 1974 para el 2000. Tan solo 2 de esas 26 centrales se están construyendo en países con economías ricas. El resto lo son en países en desarrollo La energía nuclear, teniendo en cuenta sus costes reales si se calculan correctamente, sus peligrosos problemas de seguridad, el almacenamiento no resuelto de los residuos, laexistencia de alternativas mejores como las centrales de ciclo combinado de gas natural y losaerogeneradores eólicos, el aumento de la eficiencia de las energías renovables, el desarro-llo de la tecnología termosolar y fotovoltaica, y la oposición, deseemos que creciente, de unaopinión pública bien informada y activa, no tiene un futuro halagüeño, a pesar de los esfuer-zos realizados para diseñar nuevos reactores más seguros utilizando para conseguirlo enor-mes recursos públicos, por instancias o empresas que, normalmente, no suelen hablar muybien de la intervención del Estado en asuntos económicos. El Estado de “bienestar” es des-pilfarrador cuando ayuda a personas en paro, a discapacitados, a sectores empobrecidos,a cubrir necesidades básicas o a la adquisición o alquiler de viviendas; no lo es, en cambio,según esas interesadas concepciones, cuando dedica innumerables e incontrolados recur-sos públicos para ayudar a empresas e instituciones privadas a las que, desde luego, no lesmueve ningún espíritu cooperativo ni social.
Un total de unos 110 reactores con una potencia instalada de 35.309 MW han cerrado definitivamente. La vida media de estas centrales ha sido inferior a 18 años, muy alejada delos 40 años previstos por las empresas constructoras que incluso quieren alargar ahora lavida de las centrales, totalmente amortizadas, hasta los 60 años. Garoña es un ejemploreciente que ha contado con el CSN como ariete ofensivo. Ello conlleva, obviamente, unamayor potencialidad de riesgos por envejecimiento estructural no previsto en el diseño ori-ginal del sistema.
Por lo demás, y como se apuntó, se está creando una masa ingente, miles de toneladas de residuos radiactivos, que están ahí, y que pueden diseminarse por la biosfera por máscontrolados que se quieran tener; se está asumiendo un riesgo de accidentes, que ya hanocurrido y que pueden volver a ocurrir, y se está optando además por una vía energética que no parece adecuada para un sistema de calidad de vida como el que aspiramos en todasociedad avanzada y que deseamos, además, no sólo para nosotros, para los que vivimospor simple azar en sociedades privilegiadas, y ciertamente muy desiguales, sino para todala humanidad. Existe, además, el argumento de la imposibilidad que algunas veces se esgrime prag- máticamente. No se ve como la energía nuclear pueda sustituir a los combustibles fósilesen la actividad que actualmente más CO2 genera, el transporte; por otra parte, un plan deconstrucciones nucleares que tuviera como objetivo sustituir los combustibles fósiles estotalmente inviable: requeriría construir, como hemos dicho, una nueva central cada dosdías durante 25 años. No habría, además, uranio suficiente para ello y, desde luego, tam-poco sabríamos dónde almacenar las miles de toneladas de residuos que se generarían entodo el mundo. Los defensores de la energía nuclear desde una perspectiva que se presenta con ropa- jes de izquierda, el catedrático de física atómica Manuel Lozano Leyva58 es un ejemplo des-tacado en nuestro país, sostienen que el rechazo a la energía nuclear no es progresista. Susargumentos principales serían los siguientes: Apuntan, en primer lugar, que ninguno de los problemas de las centrales nucleares es significativo. Con 441 reactores funcionando en el mundo, en cinco décadas sólo se ha pro-ducido un accidente grave, el de Chernóbil, donde coincidieron, señalan, circunstancias taninsólitas que si se hubiera planificado perversamente no habría salido peor. Sin embargo,Chernóbil no ha sido el único accidente de importancia en la historia de la industria nuclear.
Ha habido numerosísimos accidentes de todo tipo: muy graves, potencialmente graves yaccidentes menores. Todo ello, sin tener en cuenta el larguísimo número de “incidentes” quese han ocultado y en los que se sospecha que lo que realmente sucedió fueron “accidentes”más o menos serios.
En cuanto a los residuos radiactivos, sostienen que aventajan a los de las centrales térmicas porque se localizan puntualmente y no se esparcen en la atmósfera. Ambosduran miles de años pero en el caso de los radiactivos se vislumbra una nueva tecnolo-gía de eliminación por transmutación. No existe nada parecido con el CO2 y los otros gasesde las centrales térmicas. Es bien cierto que los residuos generados por las centrales tér-micas, especialmente las de carbón, no son inocuos, no podemos ignorarlo, y que tienenuna incidencia importante sobre el medio ambiente. Sin embargo, no es exacto que los resi-duos generados en las centrales térmicas duren miles de años con la excepción, si es el

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